Mis sueños tienen que ver con la nostalgia de un mundo que puede ser, pero nunca ha sido. Mis sueños guardan relación con las vidas distintas en mundos distantes, calientes o fríos. Mis sueños se parecen a las miradas nuevas de otras personas, tan maravillosas, tan potenciales, defectuosas. Mis sueños tienen semejanza al viaje del alma que busca y nunca se sacia, que aprende, que encuentra, que osa, que ama. Mis sueños son el hallazgo, el tesoro hallado en mitad del bosque embrujado.
Mis sueños lindan con la belleza de una rosa, espinada e intensamente roja. Mis sueños se parecen a la fuerza del océano bravo, donde nacen y mueren las olas, donde serpentean playas salvajes, desnudas y protectoras. Mis sueños se refieren al mar de arena que baña el horizonte con su delgada línea roja, donde el pensamiento pende y se eleva, insensato se suelta. Mis sueños son como la curva dorada de un ciervo que trota, en su fragilidad y en su fuerza rota, donde la vida galopa. Mis sueños se asimilan al fuego y la tierra de una isla tenebrosa, donde el viento sacude todas las hojas, las destroza, y se hacen alfombra donde posar mis pies y mi alforja.
Mis sueños son aire de agosto plagado de estrellas, mis sueños son armonía, felicidad y dicha en un mundo que muchas veces, anida en la sombra. Mis sueños se yerguen altivos desde el alba hasta la última hora. Mis sueños se ríen, mis sueños se mofan, pero a pesar de todo, sigo tras ellos, como presa loca que todo lo toca. Mis sueños intentan caerse cuando duerme mi mente, como el grano amarillo se hunde en la sopa. Pero al abrir los ojos, de nuevo amanece y, salados, mis sueños regresan cantarines a mi boca. Y así siguen los días, uno tras otro, en la rueda que gira y rebosa.
Mis sueños lindan con la belleza de una rosa, espinada e intensamente roja. Mis sueños se parecen a la fuerza del océano bravo, donde nacen y mueren las olas, donde serpentean playas salvajes, desnudas y protectoras. Mis sueños se refieren al mar de arena que baña el horizonte con su delgada línea roja, donde el pensamiento pende y se eleva, insensato se suelta. Mis sueños son como la curva dorada de un ciervo que trota, en su fragilidad y en su fuerza rota, donde la vida galopa. Mis sueños se asimilan al fuego y la tierra de una isla tenebrosa, donde el viento sacude todas las hojas, las destroza, y se hacen alfombra donde posar mis pies y mi alforja.
Mis sueños son aire de agosto plagado de estrellas, mis sueños son armonía, felicidad y dicha en un mundo que muchas veces, anida en la sombra. Mis sueños se yerguen altivos desde el alba hasta la última hora. Mis sueños se ríen, mis sueños se mofan, pero a pesar de todo, sigo tras ellos, como presa loca que todo lo toca. Mis sueños intentan caerse cuando duerme mi mente, como el grano amarillo se hunde en la sopa. Pero al abrir los ojos, de nuevo amanece y, salados, mis sueños regresan cantarines a mi boca. Y así siguen los días, uno tras otro, en la rueda que gira y rebosa.
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