sábado, 14 de abril de 2012

El camino de un sueño

Arduo es el camino cuando vas en busca de un sueño. Difícil, exhausto, grande es el esfuerzo de perseguir un sueño. Estoy tan cansada... Hay días que son lentos... Hay días nerviosos, otros simplemente inciertos. Siento estos días plagados de estrellas luminosas, tan bonitas, tan preciosas, pero en mitad, está el vacío, hay un salto. Necesito sortear el abismo que tengo delante, el agujero negro y profundo que estremece mis horas. ¿Cómo camina el gusano de la piedra a la hoja verde del páramo? 

Mis pasos van, uno tras otro, en busca del sueño. Mis pasos van, pero mis manos tantean lo oscuro, a los lados y abajo se mece un barranco salado. Si cayera, allá en lo hondo, ¿recogerá una red mullida mi cuerpo magullado? ¿caeré sobre tierra esponjosa o sobre dura roca de asfalto? ¿moriré por fin del salto o encontraré un descanso, un alivio, un botijo lleno de agua fresca del pozo?

Pendiente, crecido, sediento es el camino. No sé dónde ni cuándo alcanzaré una cumbre serena. Entretanto, me abandono al misterio del deseo... Pero el deseo ya no es suficiente. El deseo se pierde, conmigo al lado, y tirito. Estoy sola. Y sola, de pronto, encuentro. Suspendida sobre un hilo, me descubro y entiendo que soy yo a quien miro, porque por fin he aprendido que al final del precipicio... sólo estás tú mismo.


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