Al menos, por fin he comenzado a llorar. Y las lágrimas iniciarán la limpieza. Las lágrimas inundarán las rendijas, azotarán los recovecos de la casa. Las lágrimas ahogarán el polvo acumulado en las baldosas. Las lágrimas barrerán, las lágrimas fregarán, las lágrimas lavarán la ropa.
Pero las lágrimas a veces se atascan. A veces cuesta sacarlas. A veces son puras estacas que se clavan, que atornillan el alma. A veces, no quieren salir, prefieren el vacío de no sentir, el peso de la ausencia sola. Pero es mejor que salgan, que salgan todas! Que se viertan por la casa. Que se derramen. Que se vayan todas.
Y entonces, empezaré a ordenar la casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario