lunes, 27 de diciembre de 2010

Mi amor solo

Amor, no estás aquí, hoy.
Amor, no tengo tus manos, tu mirada.
Amor, no siento tu aliento, tu alma.
Amor, te has marchado a otra parte.

Amor, no sé qué hacer con este amor
que me ata y se enciende en llamas.
Amor, no sé si convertirlo en vacío,
si hacerlo de otro,
o simplemente comerlo todo.

Amor, me comeré este amor que se ha quedado roto y solo.
Lo comeré todo.
Lo comeré.
Lo.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El columpio

Atardece sobre el valle y la niña se mece en el columpio. El aire templado de final de verano peina su rostro. La niña se mece en el columpio. El aire forma remolinos de hojas secas, anticipando un otoño temprano. La niña se mece en el columpio. La niña se agarra fuerte, no quiere soltar las cadenas. La niña se mece una y otra vez, el viento peina su pelo. El sol ya no quema, solamente inunda el valle, sin rigores, suavemente. La niña se mece en el columpio. La niña no suelta las cadenas, se mece una y otra vez, como si quisiera alcanzar el cielo.

Pero no llega, el cielo está muy lejos.

Con el impulso de sus manos de niña, el asiento parece voltearse. Vuela, vuela alto sobre el verde valle. Rebotan los rizos infantiles sobre sus hombros, ayudados por el viento. La luz envolvente y ríe. La niña ríe. La niña ríe y no tiene miedo. El cielo está muy lejos pero no importa. La niña no tiene miedo. La niña se mece en el columpio. Solo así, siempre así, no necesita nada más.

La niña que sueña sueños azules, se abalanza sobre el cesped. Cae la noche y afuera llueve. Vámonos, niña, a otra parte.